Comunicación, Desarrollo y Cambio Social

Por: Marcela Cómbita Arias

 

La comunicación se define como el intercambio de la información entre varias partes, con el fin de transmitir o recibir ideas, opiniones o pensamientos. Sin embargo, se debe entender que el concepto no solo refiere a un proceso único, jerárquico y unidireccional establecido, sino que también se enfoca en un modelo participativo que involucra las partes en el marco de la multiplicidad, promoviendo la identidad cultural y la participación sin barreras.

Se entiende entonces que la comunicación participativa rompe ese ideal de linealidad que puede llegar a generar limitaciones, haciendo énfasis en los intereses de los grupos socioculturales y reduciendo la distancia social entre comunicadores y receptores, con el fin de facilitar el intercambio equitativo de ideas, conocimientos y experiencias. Por ende, Servaes J. & Malikhao P. (2007) afirman: “Este modelo acentúa la colaboración recíproca a todos los niveles de la participación”.

Siguiendo con esta línea descriptiva y explicativa del método participativo en la comunicación, es importante generar el siguiente interrogante ¿cuál es su papel y responsabilidad en el campo del cambio social?, pues según Beltrán (1979) la comunicación es: “El proceso de interacción social democrática que se basa sobre el intercambio de símbolos por los cuales los seres humanos comparten voluntariamente sus experiencias bajo condiciones de acceso libre e igualitario, diálogo y participación”. (Beltrán, L. 1979).

Lo anterior refiere a que la comunicación no solo trabaja en el ámbito social, sino también en el orden político, partiendo de “entender las prácticas sociales como experiencias de comunicación y como una manifestación de lo político, al adentrarse en diferentes abordajes de esta relación que permitan desentrañar los procesos sociales y la acción transformadora de los sujetos allí.” (Uranga W., 2007)

Dentro del ámbito social, según Servaes J. & Malikhao P. (2007) es importante entender que “para compartir información, conocimientos, confianza, compromiso y una actitud correcta en los proyectos de comunicación, la participación es muy importante en cualquier proceso de toma de decisión relacionado con el desarrollo social”. Con esto se hace referencia al proceso de promover un mayor entendimiento de la diversidad y la pluralidad dentro de la investigación comunicativa hacia la participación activa.

El investigador brasileño José Marques de Melo afirma que “La comunicación es un proceso que relaciona comunidades, sociedades intermedias, gobiernos y ciudadanos en la participación y toma de decisiones conjunta ante los estímulos y los factores que, de manera permanente, presenta a aquellos ambientes socioeconómicos y políticos (…)”. El punto de partida de dicho argumento se hace desde la comunidad con autogestión.

La investigación comunicativa tiene bases teóricas e ideológicas que llegan a hacerse presentes inconscientemente, por eso Hernández L. (2010) declara la importancia de realizar lo siguiente:

“Explicitar, discutir, poner en duda estas bases, tanto teóricas como ideológicas, tiene que ser la primera tarea al planificar cualquier investigación. Esta discusión (…) nos llevará a la construcción de unos principios mínimos, consensuados y explicitados que sustentarán toda la investigación, tanto su para qué, sus por qué, como su forma de llevarla a cabo, su metodología”.

Según Villasante T. (s.f), lo anterior hace referencia a que “tanto en las investigaciones cuantitativas como en las cualitativas hay unos poderes de decisión que no se discuten”, lo cual produce influencias y sesgos que perjudican los resultados que se esperan. Con base en lo anterior, es importante tener en cuenta que muchos intereses llegan a ser implícitos, lo cual no permite ese acercamiento completo a la “realidad”, pues muchas veces no corresponden con los explícitos.

No obstante, antes de plantearse técnicas dentro de la investigación, se deben abordar los problemas previos que hacen parte de una metodología básica y responden lo siguiente: para qué, para quién, por qué y cómo. Con la respuesta a dichos interrogatorios se puede hacer un acercamiento más consciente y comprometido a la realidad, tomando al “otro” sobre el que se actúa como objeto de la investigación y no como sujeto. (Hernández L., 2010)

Habitualmente se suele escoger el estudio cuantitativo primero, para luego profundizar con un estudio cualitativo; sin embargo, en el primero la metodología participativa pasa a un segundo plano. Si se quiere ir más allá de las verdades superficiales y tener un contexto de la situación legítimo, es importante empezar por la participación activa de las personas que van a intervenir en todo el proceso.

Es importante tener en cuenta que al hacer un proceso de investigación comunicativo no basta con hacer que la comunidad participe en los programas, porque esto puede llegar a condicionar los resultados que se desean obtener, por eso es mejor ir directo a las personas involucradas en el programa para verlas en sus redes de convivencia cotidiana, con esto se llega a saber cuáles son sus posiciones y estrategias vitales que hacen frente a la problemática señalada.

Según Uranga (2007): “Las prácticas comunicativas en la sociedad son muchas y responden a la esencia misma del ser humano como sujeto libre, de condición humana compleja y esencialmente social, tales prácticas generan nuevas ritualidades por el desarrollo de técnicas y tecnologías de comunicación y por el entrelazamiento y la interacción de ambos campos en el ámbito de la vida cotidiana de las personas”. Con esto se entiende que los medios de difusión, por ejemplo, son utilizados para promover diversas estrategias relacionadas con el cambio social, en el contexto del desarrollo y que, a su vez, han sido fundamentales para la interconexión.

Según lo analizado acerca de las estrategias en la comunicación, se deben explicar las diferentes metodologías participativas que difieren en sus formas de trabajar, pero que pueden unirse en la práctica. Dentro de dichas metodologías se encuentra el modelo adaptativo, el modelo educativo y el modelo transformador, todos hacia la visibilización de problemas de adaptabilidad y baja educación y calidad de vida.

Teniendo en cuenta lo mencionado, se entiende que la comunicación participativa abarca un proceso más amplio y flexible que promueve la posibilidad de incentivar la libertad de comunicar información para responder un interrogante, sin provocar la limitación de la expresión.

En resumen, la comunicación participativa para el cambio social ve a la gente como el núcleo del desarrollo, teniendo en cuenta que este busca el mejoramiento individual y comunitario por medio de métodos, prácticas y programas que promueven el equilibrio. Según Servaes J. & Malikhao P. (2007): “Debido a su concentración local, los programas participativos de hecho no son fáciles de implementar ni altamente predecibles ni fácilmente controlables”. Lo anterior hace referencia a la complejidad y amplitud de la comunicación participativa que muchas veces tiene resultados no esperados.

La perspectiva hacia la comunicación ha cambiado, pues en los años 50 y 60 se hablaba de comunicación como un proceso sencillo en el que se hablaba de un mensaje dirigido de un emisor a un receptor, es decir, un proceso de un solo sentido y más mecánico. Ya en los años 70, la comunicación se empezó a centrar más en el receptor y el mensaje, volviéndola más participativa, informativa y expositiva. Hoy en día el proceso de la comunicación ha empezado a tener mucho más desarrollo y ha cambiado el enfoque de su proceso, es decir, hacia las relaciones sociales y su contexto.

Finalmente, se entiende la comunicación participativa como una forma de estudiar cualquier tipo de problemática con un énfasis hacia la expresión, la interacción y el desarrollo social de forma más amplia y sin barrera alguna, pues las rígidas clasificaciones del conocimiento han promovido la creación de limitantes que han perjudicado el camino hacia el cambio social. Según Uranga (2007): “No es posible comprender las prácticas sociales sin incorporar en el análisis una mirada desde la comunicación”.

Bibliografía

Villasante, T. (2009). LA DINÁMICA DEL CONTACTO Movilidad, encuentro y conflicto en las relaciones interculturales. https://es.scribd.com/document/280758074/La-Dinamica-Del-Contacto-Movilidad-Encuentro-y-Conflicto-en-Las-Relaciones-Interculturales.

Uranga, W. (2007). MIRAR DESDE LA COMUNICACIÓN. Una manera de analizar las prácticas sociales. http://www.comunicacion4.com.ar/archivos/URANGA-MirarDesdeLaComunicacion.pdf

Hernández, L. (2010). Antes de empezar con metodologías participativas. https://www.redcimas.org/wordpress/wp-content/uploads/2012/08/m_DHernandez_ANTES.pdf

Servaes J & Malikhao, P. (2007). Comunicación Participativa: ¿El nuevo paradigma? Comunicación Participativa: ¿El nuevo paradigma?, 1-18. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3671275 

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Marcela Cómbita Arias

Candidata a Magíster en Comunicación, Desarrollo y Cambio Social, Diseñadora Gráfica y Realizadora Audiovisual. Con experiencia en la gestión de proyectos creativos, a través de metodologías de diseño y comunicación que generen impacto social, humano, integral y sostenible.

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