La comunicación se define como el intercambio de la información entre varias partes, con el fin de transmitir o recibir ideas, opiniones o pensamientos. Sin embargo, se debe entender que el concepto no solo refiere a un proceso único, jerárquico y unidireccional establecido, sino que también se enfoca en un modelo participativo que involucra las partes en el marco de la multiplicidad, promoviendo la identidad cultural y la participación sin barreras.
La economía política de la comunicación estudia las relaciones sociales frente a las relaciones de poder a través de la producción, distribución, circulación y consumo, en América latina se centra en el acceso y democratización de políticas públicas y la crítica a los dispositivos de control o de hegemonía que han marcado las industrias culturales, las relaciones y mediaciones que surgen entre la comunicación y la cultura, los diálogos existentes entre sí y las rupturas que se dan a partir de la hegemonía.
Puede argumentarse que el valor de un objeto equivale al precio que el comprador está dispuesto a pagar por él en un mercado competitivo. Este precio depende a su vez de factores como la escasez y los recursos necesarios para producir y transportar el objeto en cuestión. Pensadores como Marx sostenían que el valor radica en la cantidad de trabajo que requiere la producción de un objeto.